domingo, 15 de abril de 2012

Morir de sobredosis


Todos sabemos que las sobredosis no son buenas, nunca conducen a nada bueno y casi siempre terminan causando terribles consecuencias cuando no la muerte.

Lo hemos aprendido sobre todo con el tema de las drogas, ¡cuántas veces hemos leído en prensa, oído en radio y visto en televisión que tal o cual persona han fallecido por sobredosis!. Pero no sólo el problema está con las drogas, también hay otras cosas cuyas sobredosis conducen a un mal final: fármacos, alcohol, tabaco, alimentos no demasiado sanos, incluso el deporte, sí esa actividad tan beneficiosa en su justa medida, también mal realizada conduce a la fatalidad. Últimamente lo hemos visto en fútbol, aunque también ha habido problemas con otros deportes.

Por tanto y partiendo de que las sobredosis nunca son buenas, y recordando el titular que nos dedicaba hace unos días el New York Times con la frase “Sobredosis de dolor”, me pongo a escribir éstas líneas para exponer mis opiniones al respecto.

No sólo vemos, sufrimos y padecemos sobredosis con sustancias físicas o actividades laborales o deportivas, también las padecemos en nuestras carnes y derivadas de las condiciones sociales y económicas en las que estamos viviendo. Sobredosis de recortes, de austeridad, de falta de recursos, de personas en paro, de viviendas desahuciadas, e incluso de malos políticos que no saben hacer su trabajo de una forma mínimamente eficaz, y en los últimos tiempos sobredosis de corruptos e indeseables que encima se permiten ir de "reyes del mambo por la vida".

La primera y fundamental diferencia que podríamos establecer entre ambas es que, mientras que las sobredosis de drogas, alcohol, fármacos, etc., por lo general son realizadas por uno mismo, es decir que siempre cabría pensar que uno sufre las consecuencias de sus propios actos, la sobredosis que estamos padeciendo en el ámbito social, económico y de bienestar nos son impuestas. Queramos o no, no nos queda otro remedio que asumirlas, padecerlas y sobrellevarlas como cada uno mejor pueda. No son consecuencias de nuestros actos, ni mucho menos, no acepto esa frase tan cacareada de que hemos vivido por encima de nuestras posibilidades y ahora debemos pagar por ello. Sí es cierto que ha habido muchas personas que han vivido aprovechándose de las posibilidades de los demás, muchas empresas que han hecho negocios redondos aprovechándose de la inocencia e ingenuidad de la gente, y muchas entidades financieras e intermediarios que se han lucrado a costa de empobrecer a los demás, esto es cierto, pero curiosamente ninguno de ellos está pagando por lo que ha hecho, los que están pagando son todos los ciudadanos que primero han sufrido el engaño, y ahora están sufriendo la escasez.

Esta es como bien decía el periódico neoyorquino, una inmensa sobredosis de dolor, desmesurada e indignante, y que además no va a solucionar nada. Todos los expertos coinciden en que cada día vamos a ir un poco peor, un poco más pobres y un poco más desesperados.

Y desgraciadamente seguimos sin aprender nada porque seguimos permitiendo una y otra vez que esos invisibles mercados, tiburones, intermediarios, fondos de inversión, grandes ricachones al fin y al cabo, nos engañen una y otra vez creándonos burbujas económicas y situaciones empresariales con las que se llenan los bolsillos sin pudor, y que luego nos cuestan a nosotros sacrificios, penalidades y pobreza.

No hace demasiados años aún nos crearon la burbuja de las “puntocom”, aquella época en la que parecía que el mundo real se vería aniquilado por internet, y luego ¿qué?, un montón de gente a la calle, un montón de trabajos y empresas perdidas y una tomadura de pelo de las que hacen época.

Después crearon la “burbuja inmobiliaria” esa con la que se han hecho multimillonarios personajes como “el pocero” y muchos similares, que sin saber hacer la o con un canuto, pero con muy pocos escrúpulos, han hundido en la miseria a todo bicho viviente, y lo que nos queda. Los bancos daban hipotecas a diestro y siniestro, enriqueciéndose a su vez, y ahora todos hemos de pagarlo. ¿Por qué debemos contribuir a sanear los activos de los bancos cuando ellos ganaron tantísimo dinero con sus hipotecas?. Ahora están lastrados por sus activos, por esos suelos y esos solares y esos inmuebles que valen la mitad de lo que creían, pues que lo paguen ellos porque realmente esos activos siempre han valido la mitad o menos de lo que había que pagar por ellos. Los bancos siguen haciendo negocio y muy rentable tomando dinero del BCE al 1% y comprando deuda pública que se la pagan al 5%. ¿Es eso contribuir a ayudar a salir de la crisis?. Leemos que en marzo los bancos españoles han acaparado más de un cuarto de todo el dinero barato facilitado por el BCE. ¿Para qué?, ¿para ayudarnos en la crisis?. No, solamente para seguir ganando dinero fácil, mientras por otra parte van desahuciando a los que no pueden hacer frente a las hipotecas. ¿No es eso una forma de decirnos a todos que nos exprimirán sin contemplaciones?

En fin que es fácil comprobar que el camino que llevamos nos va a conducir a más pobreza, a más miseria y a que ese estado del bienestar que tanto hemos deseado, empiece a reducirse a pasos agigantados.

Y al final, cuando la señora Merkel empiece a ver en sus propias carnes y en su propio país las consecuencias de la recesión y la miseria, será cuando empiece a aflojar la mano, pero la pena es que para entonces nosotros estaremos ya en la UVI, si es que no hemos fallecido de sobredosis de austeridad.

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