miércoles, 6 de junio de 2012

Consejos al Sr. Rajoy

Estimado Sr. Rajoy:

Me decido a escribirle unas líneas, que sé que nunca jamás leerá, solamente para darle algunos consejos que creo le vendrían muy bien.

Verá en primer lugar quiero aclararle que estos consejos están basados en mi condición de persona experta en marketing y publicidad, conocedora de los asuntos de mercado, estudiosa de las relaciones entre las empresas y sus clientes, y con una larga trayectoria en observar a las personas para intentar conocer sus gustos, sus necesidades y sus costumbres y de ésta forma poder ofrecerles mejores productos y comunicaciones más ajustadas a lo que ellos esperan y desean.

También quiero aclararle que estos consejos gratuitos no los hago por usted, nada más lejos de mi ánimo pues ya sé que usted se basta y se sobra como para recibir consejos de nadie, no, lo hago por esos casi 11 millones de españoles que están al borde de la pobreza, lo hago también por ese 92 % de españoles que piensa que las cosas están mal o muy mal según los últimos datos del CIS, lo hago por ese alto porcentaje de españoles que ve en los políticos el tercer problema más importante, y finalmente, ¿por qué no?, lo hago también por mí mismo, egoístamente y sin tapujos, porque me siento uno de los damnificados de éste desastre en el que nos han metido entre todos.

Con éstas premisas, me gustaría comentarle algunos aspectos de la actual situación, de sus acciones y las de su gobierno y partido, y de sus formas y métodos de comunicarse con la gente, que creo muy desafortunados.

Verá hay una cosa en publicidad que está prohibida y castigada y que se llama "publicidad engañosa", es decir publicitar algo sabiendo que no es cierto o que es manifiestamente falso. Es algo que no se puede hacer y ustedes lo han hecho y lo siguen haciendo. Todo lo que decían antes en la oposición, luego en la campaña electoral y ahora en el gobierno, no es otra cosa que publicidad engañosa. Y eso está prohibido y además, aunque usted no lo crea, el mercado es decir los ciudadanos que votan, se lo demandarán en su momento. Ya sabemos que le votarán y le seguirán votando muchos, porque son muchos los que no quieren pensar ni ver la realidad, pero serán muchos más los que le demanden y castiguen, cuando llegue la hora.

También quiero decirle que cuando adquirimos un producto y resulta defectuoso, tenemos todo el derecho del mundo a pedir explicaciones y a que nos las den. Dado que en este caso no es posible que nos cambien el producto (ustedes) o nos devuelvan el dinero (los votos), nuestra exigencia de explicaciones está aún más justificada. Y su obligación de darlas mucho más aún.

Y finalmente y por no cansarle ni cansarme yo le diría que ¡¡diga usted la verdad hombre de dios!!. Sabemos que estamos mal, muy mal, pero no nos lo haga usted más difícil con su coro de ministros parlanchines que cada día dicen una nueva tontería, y usted que presumía de decir la verdad, no le habla ni a su sombra. Decir la verdad nunca puede ser malo, y en situaciones como la actual es lo menos que podría usted hacer para que dejáramos cada día de vivir en una pesadilla interminable.

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