lunes, 5 de marzo de 2012

¿Por qué no lo hacen?

Leo una entrevista en El Pais al Decano de IE Business School, el señor Santiago Íñiguez, en la que comenta que es necesario formar directivos menos arrogantes, y que sólo con buenos gestores en las empresas, en la política y en la vida social, podremos en algún momento salir de la crisis en la que nos encontramos.

Bien, un aplauso por mi parte hacia estos pensamientos y al atrevimiento de manifestarlos tal cual, poniendo negro sobre blanco. Pero más allá de éste aplauso, me surgen de inmediato las lógicas preguntas, ¿por qué decirlo y no hacerlo?, ¿es tan difícil o es sencillamente imposible?, ¿por qué siempre tiene todo el mundo la costumbre de decir bonitas palabras que luego nada tienen que ver con los hechos posteriores?.

Estoy totalmente de acuerdo en que una mayoría de directivos y la casi totalidad de los aspirantes a serlo tienen en la arrogancia una de sus principales "señas de identidad", o de "demostración de poder" o de "mírame lo bueno que soy y lo malos que son el resto". Es así desde hace mucho y no veo signos de que la cosa cambie. Y es más, esa misma arrogancia se ve aumentada en algún grado cuando esos directivos han pasado por alguna de las mejores escuelas de negocios y obtenido sus títulos de Máster correspondientes.

Lo sé y lo afirmo en primera persona, puesto que yo he pasado por muchos puestos directivos, y también poseo mi correspondiente Máster, precisamente de la escuela de la que es decano el Sr. Íñiguez. Efectivamente un maravilloso MBA de esos tan valorados. Y sí, también he visto y en algunos casos sufrido la arrogancia y prepotencia de muchos directivos y de muchos aspirantes trepadores a serlo, y también sé que precisamente las escuelas de negocios lo que promueven en general es precisamente eso, arrogancia y elitismo, prepotencia y suficiencia.

Por tanto desde aquí yo animo el sr. Íñiguez a que si de verdad piensa lo que dice, no deje pasar ni un solo minuto y ponga manos a la obra. Las empresas, su capital humano y la sociedad en general estarán muy agradecidas si consiguen en algún momento, cambiar ese chip arrogante-directivo de muchísimos dirigentes por ese otro chip, mucho menos glamuroso pero infinitamente más humano de la solidaridad hacia los demás. Todos saldremos ganando.

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