lunes, 26 de abril de 2010

Elegir y eliminar

Hace tiempo que me pregunto las razones de esta curiosa metamorfosis que se ha producido en nuestra sociedad, y que ha supuesto pasar de la cultura de “elección” a la cultura de “eliminación”.

Considerando el asunto desde mi forma de entender la vida, hemos pasado de las cosas basadas en lo positivo a las basadas en lo negativo. Y digo esto porque según mis criterios y mi punto de vista, elegir es una manera positiva de actuar, mientras que eliminar constituye la forma negativa.

Ésta forma de actuar la estamos viendo ya a todos los niveles y cada día en más ámbitos de la vida. Y además, para echar más leña al fuego, aparecen cada día más concursos en la televisión basados en la lenta eliminación de los participantes.

Refiriéndonos al ámbito empresarial, he visto demasiadas veces como se toman decisiones y se emprenden acciones en base a la sucesiva eliminación de diferentes alternativas, hasta que sólo queda una. Lo que significa en una lógica deducción, que al final no se ha elegido la mejor, sino que se han ido eliminando alternativas hasta quedarse con la menos mala.

Consecuencia: la que queda finalmente no se podrá considerar nunca como la mejor solución ni la más adecuada, sino que simplemente se dirá: “es que no tenemos otra”. Y por tanto no generará entusiasmo ni implicación.

Lo he pensado muchas veces y la única explicación razonable que encuentro a que no se quiera elegir es ni más ni menos, el miedo a equivocarse. Y aquí en mi opinión surge el segundo gran error. La única forma de aprender y de saber abrir la mente a todas las posibilidades es con la equivocación. El que acierta a la primera y mantiene su forma de actuar, nunca se planteará si hay otras formas mejores de hacer las cosas. Pensará como aquellos que dicen: “si esto funciona bien, ¿para qué lo voy a cambiar?.