domingo, 8 de septiembre de 2013

Los que hablan y los que hacen

Dice el refrán “dime de qué presumes y te diré de qué careces”, que viene a ser algo así como que los que mucho hablan y presumen de algo, están a años luz de ser o poseer ese algo.

En efecto, estamos todos o al menos yo, bastante hartos de oir hablar a empresarios, políticos en el poder, personas y personajes de relieve, gurús de todo el pelaje y pensamiento posible y toda esa inmensa pléyade de personas que viven del cuento que nos cuentan cada día, estamos hartos decía, de oir hablar de solidaridad, eso que ninguno de ellos, absolutamente ninguno es capaz de entender, ni de practicar.

Se les llena la boca diciendo que en estos tiempos hay que ser solidarios, que debemos hacer un esfuerzo entre todos para poder salir del profundo pozo en que nos encontramos, y en el que por cierto, nos han metido precisamente ellos. Pero ni uno solo es capaz de regalar ni un euro de su sueldo millonario, ni de renunciar a ni una sola de sus prebendas, a ni uno solo de sus privilegios, para ayudar al prójimo.

Me cabrea y mucho oir hablar de solidaridad a esos que ganan cientos de miles de euros, a esos que se suben sus sueldos y bonus mientras bajan el sueldo a sus empleados o directamente los despiden, a esos que combinan sus trabajos ¿? de directivos de empresas y medios de comunicación con tertulias a todas horas, charlas, seminarios, etc, y que se llenan los bolsillos diciendo una tontería tras otra.

Me cabrea y mucho que se consideren líderes de opinión a personas cuya opinión depende de los billetes que les ponen en los bolsillos, me cabrea en definitiva que los que nos están todo el día diciendo que hay que sacrificarse y apretarse el cinturón, nos lo digan desde sus elevados sillones, desde sus opulentos despachos combinándolo con cenas, comidas y copas en los lugares de lujo. Me cabrea y cada día mi paciencia se agota un poco más.

Pero aún me cabrea e indigna más que después desprecien y se mofen de aquellos que no hablan, de aquellos que hacen cosas sin vociferarlo a los cuatro vientos, de aquellos que de verdad se dejan el lomo para ser solidarios con sus vecinos, con sus semejantes, y que el único pago que reciban sea el de escuchar a los sinvergüenzas de los que he hablado antes, decirles que son unos pobrecillos que no van a llegar a ninguna parte.

Este verano he tenido la oportunidad de participar en una acción solidaria que por su organización, por su desarrollo y sobre todo por el resultado conseguido, debería haber sido portada de todos los medios de comunicación, y que sin embargo apenas ha tenido repercusión. Y es una verdadera lástima que todo el mundo no pueda enterarse que ha habido una ciudad, Torrelavega (Cantabria), que ha sido capaz con 50 voluntarios, de recoger más de 1 kg de alimentos por cada uno de sus habitantes.

¿Hay alguien que haya logrado una gesta similar?, estoy seguro que no.

Sí señores, se han recogido en 11 días, nada más y nada menos que 58.898 kilos de alimentos destinados a familias y ciudadanos que están pasando hambre. Más de 58 toneladas en una ciudad con una población de poco más de 55.000 habitantes.


IMPRESIONANTE