jueves, 20 de mayo de 2010

No te matan, solamente te mueren

Eso es lo que suele ocurrir en todos los ámbitos sociales cuando una persona válida se encuentra en un entorno de inútiles e ignorantes. La desgracia es que normalmente los inútiles e ignorantes suelen ser los que mandan y deciden, mientras que los válidos son los que deben obedecer.

Se puede aguantar algún tiempo así, se suele incluso aguantar algún tiempo más del que teóricamente se puede soportar, pero tarde o temprano llega el día en el que cansado de oír sandeces, cansado de escuchar tonterías de las más variopintas, y sobre todo cansado de ver cómo los inútiles e ignorantes encima se creen buenos y desprecian a los que de verdad lo son, llega el día en que intentas hacerte valer, y es justo ese momento en el que comienzas a firmar tu sentencia de muerte. A partir de ahí ya no sólo te aislarán, sino que intentarán pisarte, vejarte, anularte y poco a poco irte apuñalando hasta que sin que nadie sea responsable de matarte, tendrán el gran honor de “morirte”.

Así funciona en la política, así funciona en la empresa, en la cultura, en el arte, en la economía y en todos los sitios, porque el que es válido es porque sabe y tiene conocimientos, es decir, ha aprendido y para eso se requiere ser inteligente, y a la inteligencia la suele acompañar la prudencia, y a la prudencia le acompaña la falta de mala sangre y a esta le acompaña indefectiblemente la buena fe. Y todo este conjunto al final conduce a que te den las tortas por la izquierda, la derecha, por arriba y por abajo.

Y no tienes salida. Realmente una pena absoluta.

domingo, 2 de mayo de 2010

Superaremos la crisis... ¿y entonces qué?

Llegará un momento en que las cosas estén tan mal que no puedan empeorar más (esperemos que nuestro querido Murphy no se meta por medio), y a partir de ese momento, por pura lógica, debería comenzar a mejorar todo. Volverá la actividad a las empresas y los mercados, volverán a fluir los créditos desde los bancos (ahora parece ser que están ahorrando), volverán los consumos de los ciudadanos, y volverán a crecer las ventas de las empresas. En definitiva volverá la deseada felicidad y tranquilidad para muchos. Entonces será cuando nos demos cuenta de las barbaridades que se están cometiendo en la actualidad, y que están añadiendo más barbaridad a la que ya se cometió en años anteriores. Me explicaré.

En mi opinión un factor que ha influido en la actual situación de crisis y desconcierto ha sido la pobreza del profesionalismo en muchos puestos de trabajo, y especialmente en aquellos que, teniendo una responsabilidad de gestión y obtención de resultados para las empresas, se han dedicado más al pasilleo, a emplear su tiempo en “comidas de negocios”, en reuniones interminables, y sobre todo, en “ganar-mucho-dinero-lo-más-rápido-posible-trabajando-lo-menos-posible”. O sea forrarse pronto y lo que es más grave, a costa de los demás, a costa de los hombres y mujeres normales que no tienen la más remota idea de lo que éstos “tiburones de empresa” son capaces de hacer con tal de trepar.

Pues bien, rodeados por la crisis y la precariedad económica, las empresas se han visto ¿obligadas? a deshacerse de personal, adelgazando sus plantillas para reducir los costes. Pero hete aquí que, al menos hasta dónde yo conozco, el personal “adelgazado” ha sido y está siendo el que tiene experiencia y conocimientos, simplemente porque al parecer es más caro. Van quedando por tanto en los trabajos los más jóvenes e inexpertos. Y aquí está el quid de la cuestión. Cuando la cosa empiece a mejorar, ¿van a ser capaces las empresas de volver a la senda de los buenos resultados a base de becarios y gente sin experiencia o con poca experiencia?. El tiempo lo dirá.

lunes, 26 de abril de 2010

Elegir y eliminar

Hace tiempo que me pregunto las razones de esta curiosa metamorfosis que se ha producido en nuestra sociedad, y que ha supuesto pasar de la cultura de “elección” a la cultura de “eliminación”.

Considerando el asunto desde mi forma de entender la vida, hemos pasado de las cosas basadas en lo positivo a las basadas en lo negativo. Y digo esto porque según mis criterios y mi punto de vista, elegir es una manera positiva de actuar, mientras que eliminar constituye la forma negativa.

Ésta forma de actuar la estamos viendo ya a todos los niveles y cada día en más ámbitos de la vida. Y además, para echar más leña al fuego, aparecen cada día más concursos en la televisión basados en la lenta eliminación de los participantes.

Refiriéndonos al ámbito empresarial, he visto demasiadas veces como se toman decisiones y se emprenden acciones en base a la sucesiva eliminación de diferentes alternativas, hasta que sólo queda una. Lo que significa en una lógica deducción, que al final no se ha elegido la mejor, sino que se han ido eliminando alternativas hasta quedarse con la menos mala.

Consecuencia: la que queda finalmente no se podrá considerar nunca como la mejor solución ni la más adecuada, sino que simplemente se dirá: “es que no tenemos otra”. Y por tanto no generará entusiasmo ni implicación.

Lo he pensado muchas veces y la única explicación razonable que encuentro a que no se quiera elegir es ni más ni menos, el miedo a equivocarse. Y aquí en mi opinión surge el segundo gran error. La única forma de aprender y de saber abrir la mente a todas las posibilidades es con la equivocación. El que acierta a la primera y mantiene su forma de actuar, nunca se planteará si hay otras formas mejores de hacer las cosas. Pensará como aquellos que dicen: “si esto funciona bien, ¿para qué lo voy a cambiar?.

jueves, 25 de marzo de 2010

Encajar

Me llega el newsletter de éste mes de un importante grupo empresarial español dedicado a la selección, formación y consultoría en recursos humanos, y no he podido resistir la tentación de comentarlo.

Empiezo a leerlo y no puedo estar más de acuerdo en los argumentos con los que su presidente inicia el editorial, a saber, el aburrimiento y hartazgo que muchos tenemos de los “gurús” que parecen saberlo todo, pero que en mi opinión, nunca se mojan en nada.

Pero lo que me ha hecho esbozar una media sonrisa irónica es lo que dice a continuación, porque habla un hecho que, a pesar de que dice que es lo necesario en las empresas y lo demandado por importantes firmas de nuestro país que lanzan la Fundación Personas y Empresas, es un hecho que a mi personalmente se me expuso como argumento de mi cese hace dos años en un importante trabajo.

El hecho es sencillamente que según la consultora y las empresas que avalan la citada fundación, y cito textualmente sus palabras, “en la empresa de hoy debemos buscar personas con talento, no necesariamente personas que encajen en un puesto...esta es precisamente la definición del talento emprendedor: alguien que es capaz de trascender las fronteras organizativas y aportar valor añadido, esté donde esté, y haga lo que haga”.

http://www.grupoblc.net/index.php?option=com_content&view=category&layout=blog&id=11&Itemid=4)

Por supuesto estoy totalmente de acuerdo con el argumento porque es lo lógico y lo que tiene sentido común. Sin embargo, cuando hace dos años mi jefe me llamó a su despacho para decirme que me iba a la calle, me esgrimió dos argumentos que me dejaron atónito. La breve conversación fue más o menos como sigue:

- EL: Bueno, hemos decidido prescindir de ti porque en realidad queremos a alguien más junior que tu.

- YO: La verdad es que no lo entiendo porque mi departamento (yo era Director de Marketing y Comercial) es muy necesario, hay muchas cosas por hacer, y a pesar que llevo dos años sólo sin nadie que me ayude, he trabajado duro, lo he hecho bien y he conseguido muy buenos resultados como tú sabes…..

- EL: Si, así es…, pero bueno, realmente es que lo importante no es hacer el trabajo bien o no, lo importante es encajar…

Me quedé sin palabras y lógicamente ahí di por terminada la conversación. No me podía creer que me estuviera diciendo que si hubiera “encajado” (y yo sabía perfectamente a qué se refería, es decir, todo menos trabajo profesional y honrado), aunque hubiera sido un chapucero en mi trabajo, no me despedirían.

En fin, teniendo en cuenta que mi interlocutor había sido anteriormente una persona con un cargo demasiado importante en la administración pública en responsabilidades de empleo y que además es profesor universitario, mi indignación y estupefacción no tuvieron límite. No quise ni imaginar lo que enseñaría a sus alumnos y lo que haría en la administración.

Sin palabras…

sábado, 20 de marzo de 2010

Refranes

Hay un refrán que dice: "el saber no ocupa lugar".

Siempre he asumido el significado tradicional de éste refrán, es decir, el significado de que es bueno aprender y saber, cuanto más mejor, ya que es algo que te enriquece y que te hace crecer, pero no en volumen, sino en sabiduría, y la sabiduría no es medible en kilos, litros ni cosas por el estilo.

Aceptado como tal éste significado, que lógicamente no se puede poner en duda, he ido observando a lo largo de mis años de experiencia laboral, en diferentes trabajos, diferentes empresas de todo tipo y diferentes ciudades, que habría que añadir otro significado mucho más actual, más frecuente cada día en nuestra sociedad y desgraciadamente más triste y penoso. ¿Cuál es?. Intentaré explicarme.

Se supone que cuando somos jóvenes sabemos menos que los más mayores. También se supone que cuando eres alumno, sabes menos que tu profesor. Igualmente se da por hecho que cuando entras a trabajar en una empresa, los que encuentras como tus jefes saben más que tú. Todo esto significa que los mayores deben enseñar a los jóvenes, los profesores a los alumnos y los jefes a sus subordinados. Y aquí, en ésta última suposición es en la que me han chirriado los significados en varias ocasiones.

Siempre he tenido la esperanza de encontrar un jefe del que aprender, y siempre me he encontrado (salvo alguna agradable excepción), con jefes que no sólo no me enseñaban, sino que sabían menos que yo y además les molestaba que yo supiera. Conclusión: me convertía indefectiblemente en un ser molesto al que había que fulminarse. Y así ha ocurrido en varias ocasiones.

Por tanto y dada mi experiencia puedo afirmar que el significado de "el saber no ocupa lugar" se refiere a que hay muchos lugares en las empresas y en puestos importantes, que están ocupados por el "no saber", osea, gente que ni sabe, ni quiere que los demás sepan. Y así nos va.

viernes, 12 de marzo de 2010

Memoria y recuerdo solidario

Ayer fué 11 de marzo, una fecha especial para todos y para los madrileños en especial. Como cada año en ese día me vinieron a la memoria muchas cosas.

En primer lugar los inicios del día a eso de las 8 de la mañana cuando, oyendo la radio como cada mañana mientras me duchaba y vestía para salir a trabajar, empecé a escuchar a Iñaki Gabilondo adelantar las confusas noticias que se empezaban a producir.

Era difícil concretar nada porque había mucha confusión, pero desde luego lo que no nos podíamos imaginar nadie era la magnitud de lo que ocurrió.
Poco a poco y con el alma encogida, íbamos conociendo detalles, alcance del atentado, personas afectadas y a cada nuevo dato el estupor y la indignación crecía paralela a la rabia y la impotencia. Era imposible de asimilar y comprender para una mente normal, que alguien pudiera haber realizado un acto de tamaño salvajismo.

Madrid y los madrileños dimos una lección de solidaridad y generosidad para con las víctimas. Aquél día Madrid sangró y Madrid lloró. Quedó marcado para siempre en nuestra memoria y en nuestros corazones.

Tampoco he podido comprender luego como algunas personas y algunos medios han sido capaces de utilizar un drama como este, para sus intereses particulares. Estas personas no tiene ningún calificativo humano, más bien habría que buscar algún calificativo animal.

miércoles, 10 de marzo de 2010

La insoportable falsedad del ser

Como idea general podemos afirmar que, en la mayoría de los casos, en el principio de las personas suele haber “principios”. No existe ser humano que desde temprana edad pueda carecer de principios, como raro es igualmente el ser humano que llega al ocaso de su existencia manteniendo esos mismos "principios" del inicio de su vida.

En general los "principios", de la misma forma que la vida en sí misma, van variando a lo largo de los años y se van transformando en los "principios de cada uno". Así los “principios generalmente aceptados” como podríamos denominarles caso de que estuviéramos hablando de la contabilidad y la auditoría contable, se van transformando, como también ocurre muchas veces en las finanzas, en “los principios de cada uno”, que obligatoriamente deben ser aceptados por los demás. De ésta forma los elementos de la conducta humana se convierten en un galimatías en el que podemos decir que “generalmente nadie está de acuerdo con nadie”.

Los principios que podríamos denominar “humanos” de sentido común, que engloban todos aquellos que tienen que ver con la vida básica de las gentes, es decir, solidaridad, comprensión, ayuda al prójimo, convivencia pacífica y que componen la parte inmaterial e intangible de la naturaleza humana, van desapareciendo de una manera directamente proporcional a la aparición de los principios tangibles y materiales con los que la evolución de la sociedad nos va ornamentando a cada uno de nosotros.

Estos principios materiales cuyos exponentes fundamentales son el dinero, el poder y la gloria terrenal, van asediándonos y cercándonos dondequiera que se desenvuelva nuestra existencia y, excepto aquellas personas cuyos principios humanos están muy asentados, bien por su forma de ser, por su educación o por un aprendizaje basado en un buen grado de inteligencia, el resto se ve finalmente vencido y en general su grado de adaptación a éstos principios suele estar directamente relacionado con su grado de cinismo, hipocresía, egoísmo, agravados en algunos por una elevada ignorancia y carestía de inteligencia.

A mí me enseñaron desde que tengo uso de razón, algunos principios básicos de la vida que, con el pasar de los años, vas moldeando y adaptando a tu mundo particular y a tu forma de entender la vida y desenvolverte en ella. Algunos de esos principios no tardé mucho tiempo en dejarlos aparcados por absurdos, en ese saco de lastre innecesario y de bagaje que-no-te-pertenece, aunque te lo hayan tratado de infundir en lo más profundo de tus neuronas, tan pronto como comencé a tener un inicio de criterio propio sobre algunas cosas de éste mundo. Aquí podrñia englobar aspectos como los peligros del sexo, el miedo a los "rojos" y cosas por el estilo propios de una infancia desarrollada en la agonía del franquismo.

Otros en cambio los he mantenido asentados en lo más profundo de mi ser, pensando, inocente de mi, que se trataba de principios que toda persona “humana” los consideraría igual de fundamentables e inalterables que yo. Y esa constancia no ha sido debida a ninguna otra razón más que a mi profundo convencimiento de que la única filosofía vital es aquella de “vive y deja vivir”, es decir, vive tu vida como creas que debas vivirla de acuerdo a tus ideas e ideales, y deja que los demás hagan lo mismo con las suyas. Claro que no contaba con un elemento básico en ésta simple ecuación, a saber, aquellos cuya forma de vivir la vida consiste única y exclusivamente en que los que están a su alrededor no vivan la suya propia, o bien que vivan la vida tal y como esas personas les dicen que deben vivirla.

Y ahí es precisamente donde han chirriado a lo largo de mis años, los engranajes de mi existencia.

En resumen que visto y analizado el mundo actual y esto lo digo por propia experiencia, hay que reconocer que más que vivir la vida como tu crees que debes hacerlo, lo realmente importante y rentable sería “encajar tu vida” en la de aquellos que pueden desencajarte la propia sin el más mínimo pesar por su parte y sin ningún tipo de consideración hacia los cadáveres que van sembrando a su alrededor.

Pero a pesar de saberlo, nunca lo he hecho. No me gustan los abusos de jerarquías, no me gustan las deudas de favores permanentes y no me gustan aquellos que viven y viven bien a costa de que otros vivan mal.

Comienzo

Este es el inicio de un blog en el que me voy a permitir el lujo de hablar sobre todo aquello que me interesa, me preocupa, me importa y merece la pena comentar.
Espero que mis opiniones no molesten a nadie y si es así, tampoco me importará demasiado. Aquél que se ofende con la verdad no es digno de tener en cuenta.

A lo largo de los años he ido aprendiendo que son muy pocos los que tienen la generosidad y honradez de preocuparse por el prójimo, y que los que lo hemos hecho siempre, porque nos educaron en la filosofía de que todos somos personas y a todos se debe respetar, lo único que hemos conseguido es que nos marginen, al menos es mi experiencia vital.

Dicho lo anterior, espero aportar algo a éste fantástico mundo virtual. Ya veremos.