jueves, 5 de febrero de 2015

Idiopatía

Idiopático es un adjetivo usado primariamente en medicina, que significa de irrupción espontánea o de causa desconocida.
Cuando oigo las declaraciones de los representantes del PP, desde Mariano hasta Diego en Cantabria, pasando por Floriano, Cospedal o E. Aguirre, me da la impresión de que piensan que el ascenso de Podemos, el de Ciutadans, o el de otros movimientos que se están generando en diversas ciudades y comunidades, es algo idiopático, es decir, de causa desconocida e irrupción espontánea. E inmediatamente me surge el dilema: ¿estarán mental y cerebralmente capacitados o simplemente se creen superiores y piensan que el resto somos idiotas?.
Porque no me puedo creer que vivan encapsulados y no se den cuenta de que la población en general está muy cabreada, indignada, deseando que pase una tempestad y se lleve a todos los chorizos, corruptos y ladrones, y que dejemos de ver cada día desahucios, pobreza, niños sin comer, familias sin hogar y personas sin esperanza. No, no me lo puedo creer.
Y partiendo de la base de que alguna neurona deben tener, aunque las conexiones sinápticas igual están un poco liadas, llego a la conclusión de que nos toman por idiotas.
Y no señores, no somos idiotas, somos ciudadanos con nuestras capacidades psíquicas y físicas en perfecto estado, y que espero que su prepotencia, arrogancia e hipocresía, sea "premiada" en las próximas elecciones mandandoles a ustedes a freir espárragos.

martes, 27 de enero de 2015

Somos un "mercadillo"

En eso nos hemos convertido, en un mercadillo en el que se negocian las cosas, se regatea, se escatima y, por qué no decirlo, se engaña y se estafa.

Así nos está dejando nuestra querida España el amigo Mariano y sus secuaces del PP, en todos los aspectos de nuestra vida. En la sanidad, en la educación, en la dependencia, en los trabajos, en los salarios, en la formación, en el presente y en el futuro de todos, mayores, menos mayores, jóvenes y niños.

Y como todo buen mercadillo, reunimos todos los ingredientes de los mismos. Si nos referimos al mercado laboral, es decir aquél en el que interactuan empresas (empresarios) y buscadores de trabajo, la dinámica es igual. Los que ofrecen el producto (tenderos) en nuestro caso son los trabajadores que, en vez de vocear: "cuatro pares de calcetines por 2 euros", vocean aquello de "2 carreras, un master y tres idiomas por 500 euros". Y por la otra parte (empresas) la respuesta es la misma que la de los clientes (compradores) del mercadillo: "anda ya, pero si tres puestos más abajo los venden por 1,5 euros, y un poco más allá por 1,25 euros). Pues eso las empresas responden: "pues nada, te pago 400 euros, trabajas 8 horas diarias de lunes a sábado, y si no te gusta, hay mucha cola".

En la sanidad, el mercadillo lo vemos a diario en los tenderetes que hay montados de forma permanente en los pasillos de los hospitales, en los ambulatorios, etc, en los que los enfermos se amontonan en los pasillos y en camas (si las hay claro), cual si fueran los calcetines del vendedor citado antes.

En la educación para qué hablar. Los profesores cada día tienen más niños en sus clases y la interacción entre profesor y sus alumnos cada día se parece más a la de las colas de un puesto en el que todo es muy, muy barato.

En fin que de haber conseguido equipararnos con los paises occidentales con los que hace 50 años teníamos un retraso de 25 años, y de haber disfrutado de un nivel de bienestar tan digo como cualquier país civilizado, hemos vuelto, en el breve plazo de 3 años, a los niveles en los que estábamos en los años 80. Sí, hemos retrocedido de nuevo 25 años.

En fin que somos un mercadillo en el que como leia hace poco en algún sitio, vendemos cosas de Puiton (Vuitton), cosas de Carol la Herrera (Carolina Herrera), cosas de "Verse el ache" (Versace), y cosas así.

Una auténtica pena. Y encima estarán orgullosos.