Esto es lo que me gustaría preguntarle al salvaje descerebrado que puso fin a la vida de nuestra gata “Bichin”.
A mi lo que
me gustaría decirle es que es un cobarde y un descerebrado, porque solo se
puede ser así para darle una patada a un animal de 3 kilos de peso, de forma
que la revientes por dentro. Así estaba la gata, reventada por dentro.
Era una gata
muy sociable, se acercaba a todo el mundo sin miedo, y sin miedo se dejaba
acariciar y coger en brazos, y ése fue su fallo, dejarse coger por alguien que
acabó con ella. Recorría las casas de todos los vecinos, todos la querían y nos
preguntaban por ella cuando no la veían en un par de días. Recorría los
alrededores de nuestra casa sin problemas, ya que todos la conocían, y cuando
la salíamos a buscar por las noches, más de una vez al llamarla, se oía alguna
voz que nos decía, “está aquí con nosotros, os la mandamos”, y aparecía por
entre los setos para volver a casa. Gracias a ella, hemos conocido vecinos que
de otra forma, igual no habríamos conocido.
La encontró Merche
en la calle y la gata la llamó maullando. Merche se aseguró que no era de nadie,
preguntando a todos los vecinos de los alrededores. No queríamos quedarnos con
una gata de alguien, ya que se veía claramente que estaba cuidada, pero por lo
que fuere, la habían abandonado, y ella se acercó a Merche y ya no se quiso ir.
Sabemos también lo que es que te desaparezca un gato, nos pasó hace años.
Un cobarde
acabó con ella, porque no sólo la golpeó, sino que también la quito el collar
que llevaba con su nombre y nuestros teléfonos, por si se perdía. Más de una
vez nos había llamado porque la habían encontrado junto a nuestro edificio.
Cobarde por golpear hasta reventar a un ser vivo de 3 kilos, y cobarde por
quitarle el collar, no sé si para llevárselo como trofeo, o por si alguien
encontraba a la gata, para que pensara que era callejera. Muy, muy cobarde.
La gata, imagino
que después de volver en si tras el golpe, pudo llegar a casa, se tumbó en el
sofá y no se movió en un día entero, ni comía ni bebía. No sabíamos que le
pasaba ya que no tenía ninguna marca ni herida por fuera, y pensamos que
alguien la habría asustado mucho porque tenía la pobre una carita como de haber
visto al diablo.
Al segundo
día de no comer, la llevamos al veterinario, la hizo un reconocimiento y solo
vio que respiraba con agitación, no tenía marcas de atropello, ni heridas, y la
metió para hacerla radiografías y ahí lo vio. Tenía el diafragma roto por dos sitios, y todo
el estómago, hígado e intestinos desplazados a la cavidad torácica, donde tenía
un pulmón arrugado como una pasa, y el otro pulmón a medio gas, cuando la abrió
para operarla, vio que no tenía solución. Nos dijo que la habían golpeado y
reventado por dentro.
¿Cómo te
sientes cobarde?. Me gustaría tanto saber quién ha sido y …, en fin, nada,
porque nada nos va a devolver a Bichin. Estamos todos muy tristes, y la que
más, nuestra otra gata “Soña”, que sabemos que nota su ausencia.