Todos sabemos que las sobredosis
no son buenas, nunca conducen a nada bueno y casi siempre terminan causando
terribles consecuencias cuando no la muerte.
Lo hemos aprendido sobre todo con
el tema de las drogas, ¡cuántas veces hemos leído en prensa, oído en radio y
visto en televisión que tal o cual persona han fallecido por sobredosis!. Pero
no sólo el problema está con las drogas, también hay otras cosas cuyas
sobredosis conducen a un mal final: fármacos, alcohol, tabaco, alimentos no
demasiado sanos, incluso el deporte, sí esa actividad tan beneficiosa en su
justa medida, también mal realizada conduce a la fatalidad. Últimamente lo
hemos visto en fútbol, aunque también ha habido problemas con otros deportes.
Por tanto y partiendo de que las
sobredosis nunca son buenas, y recordando el titular que nos dedicaba hace unos
días el New York Times con la frase “Sobredosis de dolor”, me pongo a escribir
éstas líneas para exponer mis opiniones al respecto.
No sólo vemos, sufrimos y
padecemos sobredosis con sustancias físicas o actividades laborales o
deportivas, también las padecemos en nuestras carnes y derivadas de las
condiciones sociales y económicas en las que estamos viviendo. Sobredosis de recortes, de austeridad, de falta de recursos, de personas en paro, de viviendas desahuciadas, e incluso de malos políticos que no saben hacer su trabajo de una forma mínimamente eficaz, y en los últimos tiempos sobredosis de corruptos e indeseables que encima se permiten ir de "reyes del mambo por la vida".
La primera y fundamental
diferencia que podríamos establecer entre ambas es que, mientras que las
sobredosis de drogas, alcohol, fármacos, etc., por lo general son realizadas
por uno mismo, es decir que siempre cabría pensar que uno sufre las
consecuencias de sus propios actos, la sobredosis que estamos padeciendo en el
ámbito social, económico y de bienestar nos son impuestas. Queramos o no, no nos
queda otro remedio que asumirlas, padecerlas y sobrellevarlas como cada uno
mejor pueda. No son consecuencias de nuestros actos, ni mucho menos, no acepto
esa frase tan cacareada de que hemos vivido por encima de nuestras
posibilidades y ahora debemos pagar por ello. Sí es cierto que ha habido muchas
personas que han vivido aprovechándose de las posibilidades de los demás,
muchas empresas que han hecho negocios redondos aprovechándose de la inocencia
e ingenuidad de la gente, y muchas entidades financieras e intermediarios que
se han lucrado a costa de empobrecer a los demás, esto es cierto, pero
curiosamente ninguno de ellos está pagando por lo que ha hecho, los que están
pagando son todos los ciudadanos que primero han sufrido el engaño, y ahora
están sufriendo la escasez.
Esta es como bien decía el
periódico neoyorquino, una inmensa sobredosis de dolor, desmesurada e
indignante, y que además no va a solucionar nada. Todos los expertos coinciden
en que cada día vamos a ir un poco peor, un poco más pobres y un poco más
desesperados.
Y desgraciadamente seguimos sin
aprender nada porque seguimos permitiendo una y otra vez que esos invisibles
mercados, tiburones, intermediarios, fondos de inversión, grandes ricachones al
fin y al cabo, nos engañen una y otra vez creándonos burbujas económicas y situaciones
empresariales con las que se llenan los bolsillos sin pudor, y que luego nos
cuestan a nosotros sacrificios, penalidades y pobreza.
No hace demasiados años aún nos
crearon la burbuja de las “puntocom”, aquella época en la que parecía que el
mundo real se vería aniquilado por internet, y luego ¿qué?, un montón de gente
a la calle, un montón de trabajos y empresas perdidas y una tomadura de pelo de
las que hacen época.
Después crearon la “burbuja
inmobiliaria” esa con la que se han hecho multimillonarios personajes como “el
pocero” y muchos similares, que sin saber hacer la o con un canuto, pero con
muy pocos escrúpulos, han hundido en la miseria a todo bicho viviente, y lo que
nos queda. Los bancos daban hipotecas a diestro y siniestro, enriqueciéndose a
su vez, y ahora todos hemos de pagarlo. ¿Por qué debemos contribuir a sanear
los activos de los bancos cuando ellos ganaron tantísimo dinero con sus
hipotecas?. Ahora están lastrados por sus activos, por esos suelos y esos
solares y esos inmuebles que valen la mitad de lo que creían, pues que lo
paguen ellos porque realmente esos activos siempre han valido la mitad o menos
de lo que había que pagar por ellos. Los bancos siguen haciendo negocio y muy
rentable tomando dinero del BCE al 1% y comprando deuda pública que se la pagan
al 5%. ¿Es eso contribuir a ayudar a salir de la crisis?. Leemos que en marzo
los bancos españoles han acaparado más de un cuarto de todo el dinero barato
facilitado por el BCE. ¿Para qué?, ¿para ayudarnos en la crisis?. No, solamente
para seguir ganando dinero fácil, mientras por otra parte van desahuciando a
los que no pueden hacer frente a las hipotecas. ¿No es eso una forma de
decirnos a todos que nos exprimirán sin contemplaciones?
En fin que es fácil comprobar que
el camino que llevamos nos va a conducir a más pobreza, a más miseria y a que
ese estado del bienestar que tanto hemos deseado, empiece a reducirse a pasos
agigantados.
Y al final, cuando la señora
Merkel empiece a ver en sus propias carnes y en su propio país las
consecuencias de la recesión y la miseria, será cuando empiece a aflojar la
mano, pero la pena es que para entonces nosotros estaremos ya en la UVI, si es
que no hemos fallecido de sobredosis de austeridad.
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