Dice el refrán “dime de
qué presumes y te diré de qué careces”, que viene a ser algo así como que los
que mucho hablan y presumen de algo, están a años luz de ser o poseer ese algo.
En efecto, estamos todos
o al menos yo, bastante hartos de oir hablar a empresarios, políticos en el
poder, personas y personajes de relieve, gurús de todo el pelaje y pensamiento
posible y toda esa inmensa pléyade de personas que viven del cuento que nos
cuentan cada día, estamos hartos decía, de oir hablar de solidaridad, eso que
ninguno de ellos, absolutamente ninguno es capaz de entender, ni de practicar.
Se les llena la boca diciendo que en estos tiempos hay que ser solidarios, que
debemos hacer un esfuerzo entre todos para poder salir del profundo pozo en que
nos encontramos, y en el que por cierto, nos han metido precisamente ellos.
Pero ni uno solo es capaz de regalar ni un euro de su sueldo millonario, ni de
renunciar a ni una sola de sus prebendas, a ni uno solo de sus privilegios,
para ayudar al prójimo.
Me cabrea y mucho oir
hablar de solidaridad a esos que ganan cientos de miles de euros, a esos que se
suben sus sueldos y bonus mientras bajan el sueldo a sus empleados o
directamente los despiden, a esos que combinan sus trabajos ¿? de directivos de
empresas y medios de comunicación con tertulias a todas horas, charlas,
seminarios, etc, y que se llenan los bolsillos diciendo una tontería tras otra.
Me cabrea y mucho que se
consideren líderes de opinión a personas cuya opinión depende de los billetes
que les ponen en los bolsillos, me cabrea en definitiva que los que nos están
todo el día diciendo que hay que sacrificarse y apretarse el cinturón, nos lo
digan desde sus elevados sillones, desde sus opulentos despachos combinándolo
con cenas, comidas y copas en los lugares de lujo. Me cabrea y cada día mi
paciencia se agota un poco más.
Pero aún me cabrea e
indigna más que después desprecien y se mofen de aquellos que no hablan, de
aquellos que hacen cosas sin vociferarlo a los cuatro vientos, de aquellos que
de verdad se dejan el lomo para ser solidarios con sus vecinos, con sus
semejantes, y que el único pago que reciban sea el de escuchar a los
sinvergüenzas de los que he hablado antes, decirles que son unos pobrecillos
que no van a llegar a ninguna parte.
Este verano he tenido la
oportunidad de participar en una acción solidaria que por su organización, por
su desarrollo y sobre todo por el resultado conseguido, debería haber sido
portada de todos los medios de comunicación, y que sin embargo apenas ha tenido
repercusión. Y es una verdadera lástima que todo el mundo no pueda enterarse que
ha habido una ciudad, Torrelavega (Cantabria), que ha sido capaz con 50
voluntarios, de recoger más de 1 kg de alimentos por cada uno de sus
habitantes.
¿Hay alguien que haya
logrado una gesta similar?, estoy seguro que no.
Sí señores, se han
recogido en 11 días, nada más y nada menos que 58.898 kilos de alimentos
destinados a familias y ciudadanos que están pasando hambre. Más de 58
toneladas en una ciudad con una población de poco más de 55.000 habitantes.
IMPRESIONANTE
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