Llegará un momento en que las cosas estén tan mal que no puedan empeorar más (esperemos que nuestro querido Murphy no se meta por medio), y a partir de ese momento, por pura lógica, debería comenzar a mejorar todo. Volverá la actividad a las empresas y los mercados, volverán a fluir los créditos desde los bancos (ahora parece ser que están ahorrando), volverán los consumos de los ciudadanos, y volverán a crecer las ventas de las empresas. En definitiva volverá la deseada felicidad y tranquilidad para muchos. Entonces será cuando nos demos cuenta de las barbaridades que se están cometiendo en la actualidad, y que están añadiendo más barbaridad a la que ya se cometió en años anteriores. Me explicaré.
En mi opinión un factor que ha influido en la actual situación de crisis y desconcierto ha sido la pobreza del profesionalismo en muchos puestos de trabajo, y especialmente en aquellos que, teniendo una responsabilidad de gestión y obtención de resultados para las empresas, se han dedicado más al pasilleo, a emplear su tiempo en “comidas de negocios”, en reuniones interminables, y sobre todo, en “ganar-mucho-dinero-lo-más-rápido-posible-trabajando-lo-menos-posible”. O sea forrarse pronto y lo que es más grave, a costa de los demás, a costa de los hombres y mujeres normales que no tienen la más remota idea de lo que éstos “tiburones de empresa” son capaces de hacer con tal de trepar.
Pues bien, rodeados por la crisis y la precariedad económica, las empresas se han visto ¿obligadas? a deshacerse de personal, adelgazando sus plantillas para reducir los costes. Pero hete aquí que, al menos hasta dónde yo conozco, el personal “adelgazado” ha sido y está siendo el que tiene experiencia y conocimientos, simplemente porque al parecer es más caro. Van quedando por tanto en los trabajos los más jóvenes e inexpertos. Y aquí está el quid de la cuestión. Cuando la cosa empiece a mejorar, ¿van a ser capaces las empresas de volver a la senda de los buenos resultados a base de becarios y gente sin experiencia o con poca experiencia?. El tiempo lo dirá.
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