martes, 12 de febrero de 2013

Salvo algunas cosas


Cualquiera diría que estamos en un país occidental en el que prima la democracia, la libertad de expresión, la justicia social, la igualdad de oportunidades, el acceso de cualquier persona, sea cual sea su origen, procedencia y clase, a cualquier bien común de los que nos hemos dotado durante años.

Cualquiera diría que somos un país desarrollado, en el que el acceso a la educación es igualitario, y en el que tras la educación existe igualdad de oportunidades para acceder a un trabajo digno, que te permita tener una casa digna, disfrutar de una familia digna e ir preparando con los años una jubilación digna que te proporcione el merecido descanso después de años y años de trabajo.

Cualquiera diría que somos una economía puntera en el mundo, en el que nuestras grandes empresas se internacionalizan abriendo nuevos mercados, y en el que las pequeñas y medianas empresas proporcionan trabajo, riqueza y crecimiento que haga sostenible el estado del bienestar que tenemos,.. o mejor dicho que teníamos.

Cualquiera diría todo esto y muchas más cosas, y por lo tanto todos deberíamos ser felices y sentirnos orgullosos de pertenecer a este pueblo y a este país, y a ese cualquiera que diría todo eso le contestaríamos obviamente, que tiene razón en todo, “salvo algunas cosas”:

Salvo que la sanidad nos la están quitando poco a poco, y eso que en contra de lo que dicen, no es una sanidad gratuita, ya que la pagamos sobradamente con nuestros impuestos.

Salvo que la educación pública, universal y gratuita la están convirtiendo en privada, de clase e ideológica, con las medidas que está tomando el ministro del ramo.

Salvo que la dependencia y las ayudas a los que más lo necesitan, se están recortando hasta dejarlas en “apáñatelas como puedas”.

Salvo que nos están quitando cada día más dinero a los que menos tenemos para dárselo a los bancos, a los corruptos, a los empresarios que blanquean y se llevan el dinero lejos, a los partidos que nos mienten y nos chulean, y a un largo rosario de aduladores, besaculos, aplaudidores y demás ralea indeseable.

Salvo que nos mienten cada vez que hablan y nos vuelven a mentir cuando se desmienten de lo anteriormente dicho.

Salvo que cada día hay menos trabajo, más pobres, más desahucios, mas indignación, más desesperación, más hambre y más miedo.

Salvo que nuestros hijos ante la perspectiva futura de “comerse los mocos” porque otra cosa no podrán por la falta de trabajo, se están convirtiendo en eso que muchos han criticado y condenado cuando venían aquí desde otros países, se están haciendo emigrantes como lo fueron hace años sus abuelos o bisabuelos. La diferencia es que los de ahora, que están muy bien preparados, no volverán.

Salvo algunas de esas cosas como decía, y unas cuantas más que no digo, si efectivamente, parece que estamos en un país que yo no sabría cómo calificar.

¿País de charanga y pandereta?. No, yo creo que ya no llegamos ni siquiera a ese nivel.

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