sábado, 20 de marzo de 2010

Refranes

Hay un refrán que dice: "el saber no ocupa lugar".

Siempre he asumido el significado tradicional de éste refrán, es decir, el significado de que es bueno aprender y saber, cuanto más mejor, ya que es algo que te enriquece y que te hace crecer, pero no en volumen, sino en sabiduría, y la sabiduría no es medible en kilos, litros ni cosas por el estilo.

Aceptado como tal éste significado, que lógicamente no se puede poner en duda, he ido observando a lo largo de mis años de experiencia laboral, en diferentes trabajos, diferentes empresas de todo tipo y diferentes ciudades, que habría que añadir otro significado mucho más actual, más frecuente cada día en nuestra sociedad y desgraciadamente más triste y penoso. ¿Cuál es?. Intentaré explicarme.

Se supone que cuando somos jóvenes sabemos menos que los más mayores. También se supone que cuando eres alumno, sabes menos que tu profesor. Igualmente se da por hecho que cuando entras a trabajar en una empresa, los que encuentras como tus jefes saben más que tú. Todo esto significa que los mayores deben enseñar a los jóvenes, los profesores a los alumnos y los jefes a sus subordinados. Y aquí, en ésta última suposición es en la que me han chirriado los significados en varias ocasiones.

Siempre he tenido la esperanza de encontrar un jefe del que aprender, y siempre me he encontrado (salvo alguna agradable excepción), con jefes que no sólo no me enseñaban, sino que sabían menos que yo y además les molestaba que yo supiera. Conclusión: me convertía indefectiblemente en un ser molesto al que había que fulminarse. Y así ha ocurrido en varias ocasiones.

Por tanto y dada mi experiencia puedo afirmar que el significado de "el saber no ocupa lugar" se refiere a que hay muchos lugares en las empresas y en puestos importantes, que están ocupados por el "no saber", osea, gente que ni sabe, ni quiere que los demás sepan. Y así nos va.

1 comentario:

  1. Desgraciadamente en demasiadas ocasiones "El no saber ocupa lugar", el del saber, claro está. Pero ya que hablamos de refranes, ¿no le llega a cada cerdo su San Martín? Quiero creer que así es...

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