domingo, 3 de junio de 2012

¿Y ahora qué?


Es triste, infinitamente triste pensar así. Es doloroso y duele de una forma para la que no existen paracetamoles ni ibuprofenos, es un dolor que nace en el alma, viaja con rapidez al cerebro y luego se expande por todo el cuerpo, un dolor que a veces consigue que tengas la sensación de no poder respirar, la sensación de que se está cerrando tu garganta y no vas a ser capaz de inhalar el aire necesario para llenar los pulmones. Un dolor intenso que no se va ni cuando estas despierto y ves la maldita realidad en la que vivimos, ni cuando finalmente asqueado y exhausto caes en el sueño y llegan las pesadillas que te atormentan.

Es un dolor provocado porque me han robado el presente y acentuado de forma aguda y punzante porque a mi hijo le han robado el futuro. Es un dolor porque ya apenas somos más que una gran masa de seres maltratados, ignorados y marginados, y porque en breve ya no seremos ni eso siquiera.

Yo estudié mi carrera, luego otra media más y luego dos máster, trabajé duro y con profesionalidad y todo ello lo hice porque así me habían educado. Me dijeron desde niño que había que ser honrado, estudiar, trabajar honestamente e intentar que todo aquello que tuvieras que hacer, lo hicieras de la mejor forma que supieras, y así lo he hecho. Me dijeron que siempre había que ir con la verdad por delante y que era bueno ayudar a los que tuvieras a tu alrededor si necesitaban tu ayuda, ya fueran familiares, amigos o compañeros de trabajo. He ocupado muchos puestos directivos en varias empresas y siempre he intentado ser justo, honesto, honrado y por supuesto colaborador y comprensivo con los demás.

Nadie me dijo nunca que todas esas cosas al único sitio que me iban a llevar era a la ruina, nadie me dijo que lo que había que hacer era engañar, mentir, aprovecharse de los demás, beneficiarse de los errores ajenos y escurrir a los demás los errores propios. Nadie me dijo que solamente mintiendo y engañando tienes posibilidades de salir adelante.

Yo me dedique a estudiar primero y a trabajar lo mejor que supe después y no he llegado a nada. Me han jodido la vida y me han arruinado mi presente.

Yo tampoco le he enseñado a mi hijo a mentir ni a engañar, le he enseñado lo mismo que me enseñaron a mi, a estudiar, a trabajar y a intentar ser buena gente. Tiene su carrera y sus master, pero le han robado el futuro, y sólo tiene una cosa en el pensamiento: irse fuera de España, aquí no ve ninguna posibilidad de labrarse un porvenir. Y se irá, en breve se irá.

Y cuando él se vaya, además del dolor que siento porque me han robado mi presente, además del dolor porque le han robado el futuro a mi hijo, sentiré un nuevo dolor, el dolor de que gracias a todos ellos, mi hijo se irá lejos de aquí, muy lejos y ya no le veré.

Así están las cosas. Gracias señores políticos, empresarios, banqueros, financieros, gurús y sabios de la economía y de la empresa, muchas gracias, entre todos nos habéis destrozado la vida. 

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