Es triste, infinitamente
triste pensar así. Es doloroso y duele de una forma para la que no existen
paracetamoles ni ibuprofenos, es un dolor que nace en el alma, viaja con
rapidez al cerebro y luego se expande por todo el cuerpo, un dolor que a veces
consigue que tengas la sensación de no poder respirar, la sensación de que se
está cerrando tu garganta y no vas a ser capaz de inhalar el aire necesario
para llenar los pulmones. Un dolor intenso que no se va ni cuando estas
despierto y ves la maldita realidad en la que vivimos, ni cuando finalmente
asqueado y exhausto caes en el sueño y llegan las pesadillas que te atormentan.
Es un dolor provocado
porque me han robado el presente y acentuado de forma aguda y punzante porque a
mi hijo le han robado el futuro. Es un dolor porque ya apenas somos más que una
gran masa de seres maltratados, ignorados y marginados, y porque en breve ya no
seremos ni eso siquiera.
Yo estudié mi carrera,
luego otra media más y luego dos máster, trabajé duro y con profesionalidad y
todo ello lo hice porque así me habían educado. Me dijeron desde niño que había
que ser honrado, estudiar, trabajar honestamente e intentar que todo aquello
que tuvieras que hacer, lo hicieras de la mejor forma que supieras, y así lo he
hecho. Me dijeron que siempre había que ir con la verdad por delante y que era
bueno ayudar a los que tuvieras a tu alrededor si necesitaban tu ayuda, ya
fueran familiares, amigos o compañeros de trabajo. He ocupado muchos puestos
directivos en varias empresas y siempre he intentado ser justo, honesto,
honrado y por supuesto colaborador y comprensivo con los demás.
Nadie me dijo nunca que
todas esas cosas al único sitio que me iban a llevar era a la ruina, nadie me
dijo que lo que había que hacer era engañar, mentir, aprovecharse de los demás,
beneficiarse de los errores ajenos y escurrir a los demás los errores propios.
Nadie me dijo que solamente mintiendo y engañando tienes posibilidades de salir
adelante.
Yo me dedique a estudiar
primero y a trabajar lo mejor que supe después y no he llegado a nada. Me han
jodido la vida y me han arruinado mi presente.
Yo tampoco le he enseñado
a mi hijo a mentir ni a engañar, le he enseñado lo mismo que me enseñaron a mi,
a estudiar, a trabajar y a intentar ser buena gente. Tiene su carrera y sus
master, pero le han robado el futuro, y sólo tiene una cosa en el pensamiento:
irse fuera de España, aquí no ve ninguna posibilidad de labrarse un porvenir. Y
se irá, en breve se irá.
Y cuando él se vaya,
además del dolor que siento porque me han robado mi presente, además del dolor
porque le han robado el futuro a mi hijo, sentiré un nuevo dolor, el dolor de
que gracias a todos ellos, mi hijo se irá lejos de aquí, muy lejos y ya no le
veré.
Así están las cosas.
Gracias señores políticos, empresarios, banqueros, financieros, gurús y sabios
de la economía y de la empresa, muchas gracias, entre todos nos habéis
destrozado la vida.
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