jueves, 28 de junio de 2012

Se argumenta según lo que se es

Recuerdo cuando éramos niños y hacíamos las típicas trastadas infantiles, o sacábamos malas notas, porque se diga lo que se diga, todos alguna vez hemos sacado malas notas. Aquellos argumentos que utilizábamos tan típicos como absurdos entre los que se encontraba el de "el profesor/a me tiene manía", "sólo me faltaba de estudiar un tema para el examen y es el que ha caído", "yo no he sido", "yo no quería hacerlo pero me han obligado", "la culpa es de fulanito", etc, etc.

Cientos de argumentos y excusas a cada cuál más peregrina, con un único objetivo, vernos liberados de las culpas que sin ninguna duda eran nuestras, y así evitar los posibles castigos, broncas o consecuencias negativas por parte de nuestros padres, profesores, o quien quiera que fuera el descubridor de nuestras "cagadas" conscientes o inconscientes.

Algunas veces nuestros mayores con una paciencia y benevolencia infinitas, hacían como que nos creían, otras en cambio esas excusas aún hacían que se pusiera la cosa peor, pero siempre en cualquier caso, al final nos lanzaban la típica parrafada de "te tienes que hacer responsable de tus actos", porque si no no llegaras a ningún lado.

Pues bien, yo no sé si a los actuales responsables políticos, a los actuales banqueros, a los actuales empresarios y en fin a los que ahora mismo mandan y dirigen nuestra sociedad, no les dijeron nunca esta frase o es que no fueron capaces de asimilarla, porque viendo lo que hacen y lo que dicen, cuesta entender que hayan llegado a donde han llegado, o quizás y en el peor de los pensamientos, han llegado donde han llegado precisamente por eso, por no ser nunca culpables de nada ni responsables de nada. Por muy mal que lo hagan, por muy gorda que sea la cagada de turno, siempre, siempre existe otro a quién echarle la culpa de sus desatinos, ya sea el rival político, el anterior gobernante, la prima del quinto o la mujer del amigo de la cuñada del vecino de Flanagan. Ellos nunca son culpables, y mientras sigamos en manos de personas que nunca se consideran culpables de nada, seguiremos padeciendo sus desatinos y sus errores, y lo que es peor, seguiremos siendo nosotros, el pueblo llano, los que paguemos por ello y suframos las consecuencias.

Porque ellos, los que de verdad tiene la culpa y argumentan como lo que son, osea unos cobardes mentirosos, siempre van a encontrar la forma de escurrir el bulto y marcharse sin ninguna pena ni condena.

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