lunes, 2 de julio de 2012

Vendo mi conciencia

Para algunos a los que ya nos queda poco por vender, el poner la conciencia en venta sería el paso previo a intentar vender el alma al diablo, pero según como se van desarrollando las cosas, no digo yo que tenga que llegar a ese extremo no tardando mucho tiempo, porque si lo de la conciencia no funciona, ya no me quedaría más que el último cartucho, la venta de mi alma al diablo y la condenación eterna a los fuegos del infierno. Claro que pensándolo bien, igual los fuegos del infierno se han exagerado demasiado y no son tan malos como el transitar por el infierno en vida que supone la vida actual.

Uno, que después de años y años de trabajo y de generar y vender ideas, proyectos, diseñar y poner en marcha algunas empresas y algunas unidades de negocio en otras empresas de mayor tamaño, en fin pensando y vendiendo proyectos, productos e ideas para los demás, llega un buen día que se encuentra con una mano delante y otra detrás. ¿La causa?, parece que muy sencilla a primera vista y que se podría resumir en dos apartados fundamentales.

El primero de los dos, haber tenido la mala suerte, muy mala suerte diría yo, de haberme tropezado con unos cuantos jefes bastante chorizos en mi trayectoria profesional en la cual, cuanto más intentaba hacer las cosas bien, más me puteaban. Así uno tras otro, con alguna honrosa y agradable excepción, hasta el último de ellos, un político de alto nivel en su mundo, reconvertido a gestor en la empresa privada y profesor universitario para más inri. Realmente no puedo hablar de su capacidad política ni de sus dotes como docente ya que ambas facetas no las he conocido en primera persona, pero si son como su capacidad de gestión de empresa, que sí que he conocido y sufrido en primerísima persona, digamos que su nota sería un...... "cero con cinco (0,5)", y esas décimas se las daría porque soy generoso. Pero eso sí, su capacidad para joder al prójimo, entre los cuales me encontraba yo, era más que sobresaliente, y así me jodió la vida con premeditación y buena planificación.

El segundo apartado es que, después de haber pasado la vida vendiendo de todo, me he dado cuenta de que nunca me he vendido a mi mismo, grave error en el mundo actual en el que cuenta mucho más para tu desarrollo profesional, que dediques mucho más tiempo a venderte que a trabajar. Eso es lo que hace todo el mundo y yo, ingenuo de mi he hecho justo lo contrario, trabajar y trabajar sin dedicar ni un minuto a venderme, pensando muy ingenuamente que el buen trabajo realizado sería siempre la mejor tarjeta de visita de uno mismo y la mejor herramienta de venta de uno mismo. Pero no, no es así.

He intentado ahora venderme para reorientar mi carrera profesional, pero parece ser que el vender conocimientos, experiencia, honradez, profesionalidad, buen hacer, etc, etc, etc, no está hoy día valorado o no es lo que hace falta tener para conseguir una digna reubicación profesional. Por ello he pensado que no me queda más remedio que vender mi conciencia. Creo sinceramente que es un gran producto a vender, más que nada por la enorme escasez de conciencia que existe hoy en día en todos los ámbitos de la vida, pues es difícil encontrar a alguna persona responsable, que piense un poco en el prójimo y no en sí mismo, y que sea capaz de ser solidario. Por tanto como hay muchos millones de personas sin conciencia, o por lo menos que demuestran con sus actos que no la tienen, creo que la oportunidad para ellos es única.

Puedo asegurar que está limpia de momento y por lo tanto cotiza a precio alto, pero aseguro que quién me la compre se encontrará tremendamente a gusto consigo mismo. ¿Alguna oferta?. Espero.

No hay comentarios:

Publicar un comentario