lunes, 3 de septiembre de 2012

Realidad y ficción

Ayer domingo un diario nacional y otros tres europeos publicaron una entrevista realizada la pasada semana al presidente Mariano Rajoy, parece ser que en ésta entrevista el Sr. Rajoy pretendía explicar las cosas que su gobierno está haciendo y convencernos a los españoles de las bondades y logros de sus ya 8 meses de gobierno.

A mi una de las cosas que dijo Rajoy que me parecen más importantes, si no la más, es la afirmación de que "es perfectamente consciente de que no está cumpliendo su programa electoral, y que la razón única de este incumplimiento no es otra que la REALIDAD".

Realmente en mi opinión, solamente esta pequeña frase descalifica cualquier otro comentario, cualquier otra afirmación y cualquier otra declaración, por muchas y variadas explicaciones y justificaciones que desee ofrecernos.

Es una "disculpa" que no hay por dónde cogerla e inadmisible en una persona que es presidente de un gobierno. ¿Cómo puede decir que la realidad le impide cumplir su programa electoral?.

Así, sin ir a mayores profundidades y sin meternos en psicoanálisis profundos, a mi me surgen dos cuestiones gravísimas:

1.- Si este señor desarrolló su programa electoral para una realidad distinta de la que hay, podemos deducir algunas conclusiones, cada cuál más grave:
a) No conocía la realidad el país lo cual, pensando en que ha estado ocho años en la oposición como líder del partido mayoritario del congreso, le descalifica para cualquier cosa, porque una cosa es no conocer algún detalle concreto y otra muy distinta no conocer la realidad completa.
b) Conocía la realidad pero pensaba y estaba convencido de que ésta iba a cambiar por arte de magia en cuanto que él ganara las elecciones, lo cual significa que éste hombre no vive en el mundo real sino en un mundo imaginario, en el cual lo único que importa es lo que él cree y piensa.

En cualquiera de los casos, es muy grave, descalificador y tremendamente trágico para los ciudadanos, que un presidente de gobierno realice estas afirmaciones.

2.- La segunda cuestión grave es el reconocimiento tácito de que no está cumpliendo su programa electoral lo cual, si hubiera un mínimo de honradez en nuestra clase política, le debería llevar sin ningún género de dudas a la dimisión o a la propuesta de una moción de confianza en el congreso, además de a un referéndum en el que volviéramos a comprobar si continua teniendo los apoyos del pueblo que obtuvo con "su programa electoral", porque si no fuera así, debería irse a casa.


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